Reunir a los fieles para hacer de ellos una familia

La llegada de un nuevo sacerdote a una comunidad parroquial, es un acontecimiento de singular importancia, puesto que se recibe al que viene en nombre de Cristo y que ha de ser su pastor propio, bajo la autoridad del obispo. La celebración litúrgica que inaugura el ministerio pastoral de un sacerdote, constituye una oportunidad única de acción de gracias a Dios por tener un pastor que la guíe y una ocasión de renovar el deseo de todos los fieles en colaborar con los sacerdotes en el anuncio y la construcción del Reino de Dios.


El pasado viernes 22 de julio, el Pbro. José Cadena, Vicario Episcopal de San Juan Pablo II, en nombre de Mons. Héctor Luis, obispo de la Diócesis, encomendó al Pbro. Gustavo Juárez la Parroquia Santa María Magdalena, Tlapacoya, en Ixtapaluca. La toma de posesión se llevó a cabo con una Celebración Eucarística en el marco de la Fiesta Patronal.


El inicio del ministerio pastoral del sacerdote en una comunidad es una celebración con una fuerte connotación catequética, es un acontecimiento no solo para su nueva feligresía, sino para la Iglesia diocesana: el sacerdote, unido al obispo, es un pastor que «está llamado a reunir a los fieles para hacer de ellos una familia» con tres misiones principales: enseñar, santificar y regir.


La Misa en la que el Pbro. Gustavo fue presentado oficialmente a la comunidad, explicó a través de los ritos y de las oraciones las funciones más importantes que se le encomiendan al estar al frente de la comunidad. En primer lugar, que él es el responsable y ejerce la autoridad en esa Iglesia, evidentemente siempre bajo la autoridad del obispo. Este es el significado de algunos gestos de la celebración, tales como la entrega de las llaves de la Iglesia, del Sagrario y también de la sede, desde donde presidirá la Eucaristía y otras celebraciones litúrgicas.


En segundo lugar, se hace referencia a los lugares del templo desde los cuales se celebran los sacramentos. Este es el significado, por ejemplo, de dirigirse a la pila bautismal o al confesionario, como espacios desde los cuales, a través del ministerio del sacerdote, se va a derramar continuamente la gracia de Dios sobre los fieles.


Por último, todos los elementos propios de esta celebración pretenden señalar que la comunidad es la beneficiaria última de la labor que a partir de ahora desarrollará su nuevo "cura", quien debe fomentar a través de su enseñanza, su actitud y su modo de vida el encuentro de los fieles con Dios.

A lo largo de la Celebración Litúrgica, el Pbro. José Cadena recordó al Pbro. Gustavo "no olvidar que junto con la tarea de enseñanza de la fe o la celebración de los sacramentos, debe conocer e implicarse en la vida de los fieles, ejerciendo especialmente la caridad con los pobres y los que más sufren".


La Celebración Eucarística fue concelebrada por algunos sacerdotes pertenecientes al Decanato San Felipe de Jesús, Decanato Señor de los Milagros y Decanato San José Sánchez del Río, así como el Rector del Seminario y el Vicerrector del Curso Introductorio.


Oramos por el Pbro. Gustavo, para que el Señor le conceda las gracias necesarias para cumplir con la encomienda que ha recibido, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, Buen Pastor, que no vino para que le sirvieran, sino para servir, buscar y salvar lo que estaba perdido.