Los pasos del Papa Francisco por Canadá

El Santo Padre Francisco, visitó Canadá en los días 24 al 30 de julio, un viaje que, en deuda moral, deseó realizar desde que se dio a conocer el informe sobre los abusos culturales que acontecieron entre 1863 a 1996 sobre los pueblos indígenas en las escuelas confiadas a diversas denominaciones cristianas, en su mayoría de la Iglesia Católica.

Este viaje fue denominado por el mismo Papa como una peregrinación penitencial, donde pudo encontrarse con indígenas de los pueblos originarios de ese país, y así poder abrazarlos en nombre de Jesús. El Papa mencionó días previos a su visita estas palabras: “iré entre ustedes, sobre todo en nombre de Jesús para encontrar y abrazar a los pueblos indígenas”.

Es imposible responder a todas las invitaciones y visitar todos los lugares, pero el Santo Padre está movido por el deseo de manifestar una cercanía concreta. Durante el viaje apostólico, se enfrentó a sus problemas de salud, los cuales ha aceptado con virtud cristiana y quiso ofrecerlo, con el pesar que tiene en su rodilla, como penitencia y así recordarnos que no solo pretende articular palabras, sino, sobre todo, manifestar su cercanía de forma concreta a través de estos viajes y encuentros con diversos sectores de la sociedad.

Este viaje penitencial, lo ofreció ante todo para pedir perdón a los pueblos indígenas y a Dios por las ofensas cometidas por los cristianos; en sus palabras el Santo Padre expresó su "vergüenza e indignación por la actuación de no pocos cristianos que, en lugar de dar testimonio del Evangelio, se amoldaron a la mentalidad colonial y a las políticas gubernamentales de asimilación cultural del pasado, que perjudicaron gravemente a las comunidades indígenas”.

Hay gran esperanza de que este encuentro del Santo Padre en Canadá, dé frutos de fraternidad y reconciliación, no solamente con los pueblos indígenas canadienses, sino con los de todo el mundo. La penitencia que él ha ofrecido -desea en su corazón- ayude a sanar las heridas y así poder encontrar la reconciliación. “Llego hasta sus tierras nativas para decirles personalmente que estoy dolido, para implorar a Dios el perdón, la sanación y la reconciliación, para manifestarles mi cercanía, para rezar con ustedes y por ustedes” dijo el Papa.

También llamó a los jóvenes a vivir dignamente de la herencia que recibieron de sus abuelos y sus padres, para poder crear un futuro mejor, mencionó el Papa, “no va a bastar vivir de rentas, hay que volver a ganarse lo que se ha recibido”. Invitó a los jóvenes a no tener miedo, a escuchar una y otra vez los consejos de los más ancianos: “Abrazar su historia para escribir páginas nuevas, apasionarse, tomar posición frente a los hechos y las personas y arriesgarse”.

Frente a los jóvenes, como anciano, quiso ofrecerles tres consejos:

  1. No tener miedo a volar alto en su vida.

  2. Que no se dejen vencer por las dificultades y la oscuridad, nunca apaguen su luz.

  3. Trabajar en equipo evitando luchar en solitario.

Pudo encontrarse con algunos ancianos y enfermos recordándonos que en ellos también está Jesucristo y que los ancianos podemos encontrar sabiduría.

Este viaje vuelve a afianzar las fuertes palabras con las que el Santo Padre ha condenado la ideología del descarte, en el que se movieron estas condiciones coloniales, las cuales no se dieron solo en Canadá, sino en gran parte del mundo, y que en las que la historia nos da la oportunidad de reconciliación y de construir una nueva página en la historia de cada pueblo y de la Iglesia.

Lic. Daniel León M. G.